La rutina del masaje al bebé: un arte milenario


En muchos países y culturas del mundo se transmite de generación en generación la rutina de masajear al infante: India, África, Sudeste Asiático, América Latina...Es un regalo corporal ancestral. Los primeros escritos al respecto se han encontrado en chino y datan de hace 3.000 años.

El tacto en los bebés es tan necesario como alimentarse. Margaret Mead descubrió que las tribus más violentas eras las que no se tocaban durante la infancia. A la vez, otros estudios han demostrado que en las tribus en las que los niños tienen mayor tacto nutritivo (cargarles de manera frecuente, acunarles, amamantarles, darles masajes de manera habitual...) son menos agresivos y violentos al alcanzar la madurez (Prescott, 1975; Leidermanet al., 1977; Mead, 1999).

Tenemos la oportunidad de revalorizar las prácticas de tacto nutritivo, donde se transmite seguridad, confianza, respeto, entendimiento mutuo, conexión, presencia. Reservar un espacio y un tiempo exclusivo para el contacto piel con piel, para la interacción m/padre-hijo, será algo que influya no solo en el desarrollo del bebé, sino que trasciende generacionalmente.

A continuación podéis ver un vídeo de cómo una madre da masaje a su bebé. (minuto 2:42 en adelante).  Un conocimiento ancestral que beneficia al bebé al recibir atención plena de su madre (vínculo-apego), le ayuda a conocer su cuerpo (conciencia corporal), le estimula a todos los niveles, le relaja, favorece el desarrollo de patrones cruzados... y un largo etc.



"El masaje infantil no es una moda pasajera. Es un arte antiguo que te conecta profundamente con la persona que es tu bebé"

(Vimala McClure)